Renueva tu visión

«El trabajo del hombre tiene significado cuando este cumple el llamado de Dios… el hombre no ha de trabajar primariamente  para sí mismo sino para la gloria de Dios… Personas hechas a imagen de Dios, con eternidad en sus corazones, han sido reducidas a ser consumidores y productores de la sociedad industrial y postindustrial. El trabajo ya no es una tarea sagrada. No seguimos nuestra vocación; ahora simplemente tenemos empleos».  (*)

Hace casi diez años, mi inconformidad con mi vida, con algunas decisiones y la insatisfacción propia de quien siente que algo se le escapa de las manos, me llevaron a hacer un alto para analizar mi presente, mi pasado e intentar ver entre la neblina que cubría mi futuro.

¿Por qué terminé estudiando algo que no quería? ¿Qué de todos los talentos y habilidades naturales que sabía que tenía? Descargaba mis pensamientos en un blog personal y concluí que sin duda alguna, todo ser humano debía construir su vida sobre la base de lo que había recibido por Dios al nacer. ¿Para qué hacernos la vida difícil y frustrante tratando de ser o tener algo que no nos era natural? ¿Por qué ser otra cosa distinta a lo que somos (en esencia)?

Y en toda esta búsqueda entendí que nacemos con propósito, uno más alto que los sueños que nos impone la sociedad, nuestros padres, amigos y hasta nosotros mismos. Cuestioné el objetivo de muchos «buenos consejos»: «estudia esto o aquello, negocia con esto o aquello, empléate en x o y empresa». Casi siempre el objetivo era la seguridad económica. Aquello que la Biblia llama como «ganar el mundo». ¿De qué te sirve ganar el mundo si pierdes tu alma? ¿Para que quieres dinero si al final no serás feliz? ¿Para qué ser «exitoso» si perderás tu real propósito?

En nuestras manos, en nuestro corazón y en nuestra mente hay tesoros que no les fueron entregados a nadie más. Piezas del rompecabezas del mapa de nuestra vida, armas fundamentales para avanzar y hacer avanzar el reino de Dios. De ese Dios que es nuestro dueño y que nos diseñó para realizar tareas específicas en este mundo.

Dice la Biblia que desde Juan el bautista, el reino de los cielos sufre violencia y los que usan la fuerza pretenden acabar con él (Mateo 11:12 DHH). Ese tirano que usa la fuerza, también pretende acabar con cada uno de nosotros para hacernos perder el propósito y atrasar el avance del reino de los cielos que llegó cuando Juan le abrió camino a Jesús en la tierra.

Tú eres especial, eres importante, eres único o única. Nadie tiene el mismo juego de dones y habilidades que recibiste tú, nadie tiene el mismo conjunto de dones y habilidades que me regaló Dios. Mi tarea es distinta a la tuya y, sin embargo, las distracciones: el afán diario, las ocupaciones y el engaño de las riquezas, no permiten que den fruto.

Todos tenemos una perspectiva del universo (cosmovisión), que determina nuestra forma de pensar y de actuar, incluyendo nuestra posición hacia el trabajo y el éxito.¿Sientes que estás corriendo tras el viento? ¿Trabajas solo por dinero? ¿Trabajas para cubrir gastos? ¿Te esfuerzas y sacrificas por crear una imagen? ¿Por fama? ¿Para alimentar tu orgullo? ¿Para «ser alguien»?

Esta es la visión limitada que te vende la sociedad pero hay una visión amplia, una que te lleva más allá de lo que pides o esperas, de lo que sueñas o imaginas: la visión de Dios. Jesús dijo que él es la verdad, por lo tanto,  lo que él dice acerca de ti es lo correcto. Su diseño para ti es el correcto, su propósito para ti te hará pleno(a) aunque tu vida no sea precisamente eso que espera la sociedad o la cultura que sea.

¡Usa tus talentos y habilidades! ¡Pídele a Dios que te muestre cómo y dónde usarlos para el bien de los demás! (1 Pedro 4:10). Usar tus talentos naturales dentro de un trabajo realizado de manera diligente en el propósito de Dios generará abundancia, pero va más allá: le da gloria  a Dios y contribuye en la extensión del reino.

«La verdadera abundancia es interna; está en conocer a Dios. La indicación externa de esta abundancia es un estilo de vida sencillo, el cual fluye del contentamiento. La riqueza que emana de una vida que es a la vez frugal y fiel al llamado personal da como resultado el ahorro. El ahorro genera capital para invertir en nuevas empresas, y para dar a «la viuda y al necesitado». (**)

Cambia tu cosmovisión, renueva tu mente para que compruebes cuál es la voluntad de Dios para tu vida y para que, alcanzando tu propósito, seas una pieza útil en sus manos. Para que seas alguien que, al ayudar a otros, abre caminos para que ellos también le den gloria a Dios.

(*) (**) Discipulando naciones, por Darrow Miller te ayudará a entender la cosmovisión bíblica y a confrontar las filosofías que has recibido de la sociedad y las diferentes culturas con la verdad de Dios, enfocadas ampliamente en los temas como la pobreza y el desarrollo. Verás por qué la verdad de Dios tiene el poder (y las estrategias) para transformar, no solo tu vida, sino culturas enteras.